"Entre el hombre y la mujer, hay el amor/Entre el hombre y el amor hay un mundo/Entre el hombre y el mundo hay un muro" (Lacan)
Los Limoneros. Un film sobre el amor, el mundo, el muro. El despertar de un amor otoñal en contra de la edad y de las costumbres. Un amor que se revela tan sutilmente como las primeras hojas que anuncian el fin del verano.
Los Limoneros narra un mundo. El mundo de los conflictos entre palestinos e israelíes en torno a la disputa por un territorio. Pero también el mundo de Samal, la protagonista. La casa solitaria, los cuidados y la cosecha de los limoneros, el insomnio, el aullar de los lobos en la noche. La patria de Samal, su infancia, su padre son el revés del territorio político en disputa .
Y, finalmente, el muro que limita el masculino dispositivo de la defensa y la seguridad, las fronteras políticamente definidas que tratan de imponerse sobre el vientre informe de la tierra cultivada (esa misma tierrra que algún día recibirá los cuerpos como en el fotograma recibe a la sombra), sobre la memoria que danza con el sonar de las hojas de los limoneros.
Del lado seguro, ha quedado un hombre y su frío reflejo. Sin amor, sin mundo