domingo, 21 de abril de 2013


La cuestión humana (2007). Dirigida por Nicolas Klotz y guionada por Elisabeth Perceval en base a la novela de Francois Emmanuel, La question humaine.


Simon Kessler es psicólogo y trabaja para una multinacional, cuya casa matriz está en Alemania. Trabaja en Recursos Humanos y sus responsabilidades fundamentales son la selección de personal y la organización de seminarios para ejecutivos. Ha tenido una exitosa participación es la última reestructuración, en la que se produjo la desvinculación de aproximadamente 1200 empleados. Al comienzo del film, Kessler es citado al despacho del Subdirector General, Karl Rose, quien le encomienda una tarea secreta. Esta misión llevará a Simon no solamente a conocer en profundidad quiénes son y de dónde vienen los principales ejecutivos de la compañía, sino también a replantearse su propia vida, su trabajo y su identidad.

El film tiene la virtud de llevar a la pantalla una profunda reflexión acerca del lenguaje, la técnica y la cuestión humana. La neutralidad del lenguaje de la técnica es asociada con el horror, y la novela de Emmanuel trata de desenmascarar su persistencia en la planificación empresarial: reestructuración (Umstrukturierung), reinstalación (Umsiedlung), reconversión (Umstellung), deslocalización (Delokalisierung), selección (Selektion), despido técnico (technische Entlassung), son términos que aparecen en los Manuales de psicología organizacional, pero también en los informes de planificación para el exterminio en pleno nazismo.

Los personajes están fantásticamente encarnados y las actuaciones son excelentes. Monólogos en primerísimos planos muestran el talento especial del director para traducir en imagen los complicados textos de la novela. Asimismo los espacios lóbregos y de obsesiva geometría, además de los aterradores paisajes industriales sirven para ambientar el frío y cotidiano mundo empresarial.

Finalmente, Klotz se toma la libertad de profundizar en la vida íntima de Simon, lo que le permite mostrar al espectador su propia reflexión sobre el presente y la manera en que ese lenguaje deshumanizado de la técnica ya ha traspasado los límites de la fábrica. La desolada vista del después de la Rave en donde mujeres en delantal limpian los vómitos (Schmutz), recogen ropa y amontonan zapatos extraviados,  la triste visión de esos cuerpos en el piso, casi sin nombre, devastados por la química y el aturdimiento, muestran el después de uno de los rituales contemporáneos que trasmutan los seres humanos en eso que el sistema necesita: Stücke (piezas).  

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